LA DANZA




Bailamos la danza de la vida
Y bebemos el dulce vino
........
Tejer hilos de oro de  luz
A través de nuestros corazones
Remendar, reparar ...
..........
Y estoy en casa.


He bailado inconscientemente y sobre todo íntimamente con el Señor de la Oscuridad, quien en el pasado me había seducido muy inteligente y magistralmente con sus engaños y falsa seguridad.

Supongo que pude haber escogido volar más bien con el Ángel de la Luz, pero el Señor de la Oscuridad tenía una presencia tan atractiva que caí ante sus formas seductoras casi inmediatamente. Su voz era más fuerte, más autoritaria, y ciertamente más amenazante. Era la voz del miedo disfrazada de amor. Y de esta forma había siempre algo más. Algo más tranquilo, más suave, más amable y cómodo. Yo sentía esto cada vez que estaba afuera en la naturaleza, escribiendo un poema, o felizmente explorando sola mi mundo. Pero en una infancia llena de inestabilidad y abandono, estos momentos eran pocos y dispersos. Y así comenzó mi afiliación a una falsa autoridad, cuya voz era extrañamente relajante y tomaba total responsabilidad de mis pensamientos, diciéndome qué hacer, cómo observar, cómo vestir, cómo trabajar, cómo vivir, y cómo amar.
Una vida de separación comenzó casi tan pronto como llegué. Y mientras he tenido que caminar a través de muchas memorias celulares dolorosas para dejarlas ir, ahora he despertado a las santas que de alguna forma sabía que estaban allí, las que siempre flotaban en la superficie cada vez que me permitía simplemente Ser. Cada vez que me amaba lo suficiente para dejarlo ir. Cada vez que dejaba al Ángel de la Luz entrar a través de la grieta que estaba lentamente formándose en mi armadura perfecta y brillante.

El sacrilegio de la separación es solo eso. Sacrilegio. El diccionario Webster define esta palabra como:

“ Robo de cosas sagradas, asalto o violación de algo consagrado a Dios, irreverencia hacia una persona, lugar o cosa santa.”

El Señor de la Oscuridad es sacrilegio. Divide y separa. Y por eso la danza de la seducción fue necesaria para mí, para todos los que hemos hecho esta danza. Sin ella, todo lo que es santo y sagrado no puede nunca conocerse. No estoy diciendo nada nuevo aquí. Esta es una vieja historia sobre la batalla entre las fuerzas de la oscuridad y la luz, la necesidad de dualidad, para que podamos conocer la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto, y con ese conocimiento esperamos vivir una vida en el lado más verde de la cerca.

Pero hay más que eso… mucho más que eso. Para que veas, elegir vivir en un lado de la cerca todavía engendra un estado mental que está separado. Estamos diseñados y destinados a movernos más allá de este lugar. Y este es el lugar que yo recuerdo como mi hogar. Todos nosotros vivimos allí en armonía. No había cercas, no había límites sugiriendo una mente dividida. Solamente había divinidad, y la sabiduría de un corazón abierto, en donde cualquier pensamiento que plantáramos en una mente, sabíamos que lo estábamos plantando en toda la creación. De esta manera sosteníamos nuestro poder sagrado en la más elevada reverencia, sabiendo que abusar de él nos traería destrucción, hambre, enfermedad, guerra, desarmonía, y desequilibrio. Nosotros sabíamos que éramos la llave de nuestras propias creaciones, y creábamos parecido a Dios, lo que nos trajo un inmenso sentimiento de aligría y unidad. En este estado, todos éramos iguales, todos estábamos alimentados, todos éramos considerados sagrados, y todos fluíamos con el Ángel de la Luz. Nosotros sabíamos de nuestro poder y libertad para elegir, para tomar decisiones sobre creación, y sabíamos que éste era un regalo santo del orden más elevado, dado solamente a los humanos físicos como una forma de sabernos a nosotros mismos Dioses, y elegir conscientemente a Dios, el Espíritu, la Unidad o lo Divino una y otra vez, no por miedo a morir, sino por la alegría de la forma en cómo hizo que nuestros corazones se llenaran de sentido de pertenencia y hermandad.

Esta no era una visión inocente o ingenua de nuestro mundo. Éramos personas tanto altamente espirituales como inteligentes. Estábamos conscientes de las historias de un mundo en donde los Señores de la Oscuridad gobernaban sobre aquellos que habían elegido abusar de su poder y del regalo sagrado de la elección para esclavizar a otros, y al hacerlo crearon un mundo en donde ellos mismos se convirtieron en esclavos. Estas historias nos fueron compartidas como niños por los antiguos. No podríamos imaginarnos viviendo en ese mundo y por qué alguien hubiera querido esclavizar a otro cuando la libertad trajo tanta belleza y expansión de espíritu.

Al observar nuestro mundo hoy vemos solamente que hemos olvidado quiénes somos. Que de hecho estamos viviendo en el mundo oscuro de la esclavitud, uno que hemos creado con nuestro pensamiento torcido. Sin embargo, no pretendemos revolcarnos en la vergüenza por lo que hemos olvidado o cómo eso ha creado tanto sufrimiento, pero podemos hacerlo si sirve para ponernos de rodillas en humildad. Empezar a darnos cuenta de que no somos sino humildes servidores uno del otro, de Dios, del Todo, es el comienzo, y milagrosamente, el fin de la separación. Este es el gran despertar, y estamos dirigiéndonos a casa.
Heather Fraser
www.heatherfraser.com
FUENTE http://lospasosdelalma.blogspot.com/

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