EL PLACER DE SOLTARSE

FUENTE http://lospasosdelalma.blogspot.com

Cada día estamos mas en contacto con las prisas, cada día queremos tener mas rentabilidad de nuestro tiempo, vivimos en un tiempo de prisas, de stress, en el que a veces no podemos, ni simplemente pararnos, porque la exigencia de la vida que llevamos nos impulsa como un proyectil, hacia a veces ningún objetivo, simplemente por la inercia de correr y por la necesidad de vivir con el impulso de "hacer".
Para mi el placer de soltarse se hace necesario en estos momentos para poder abordar un tipo de actitud que permita dejarse llevar, aumentando la consciencia de donde estamos, que hacemos, como realmente abordar aquello en lo que entramos en cada momento, dejándonos simplemente vivir aquello que sucede, sin prejuicios, sin defensas, solo lo que ahí, "aquí y ahora".
Muchas de las situaciones que vivimos, nos mantienen en un estado continuo de tensión, donde nos identificamos con todo lo que hay que hacer, nos sentimos agarrados, identificados, sujetos a realidades que de alguna manera acaban teniendo un dominio
Soltarse, es estar en todo de una nueva forma, de experimentar no solo lo que creemos que somos y la configuración que hemos hecho de nosotros, sino también todo lo que va apareciendo y desapareciendo, atento a todo lo que surge, viendo como en el momento presente todo cambia, lo que somos en este instante cambia de manera continua, como el paso de un río que fluye libremente sin objetivos y sin deseos tan solo dejándose llevar, somos lo que somos, pero estamos receptivos a lo que surge en una verdadera actitud de aceptación de todo lo que sucede, nos abrimos en este instante no nos atamos a ningún concepto sobre como somos y/o lo que tenemos que hacer, en la mayoría de las ocasiones este concepto esta mediatizado por la imagen que queremos que los demás reciban de nosotros y de una forma mas sutil e inconsciente la imagen de lo que realmente quisiéramos ser, como una forma no solo de convencer al otro sino también a nosotros mismos. Aquí muchas veces lo que hacemos es recoger la proyección de los demás y en muchos casos somos reactivos a lo que los demás quieren o imaginan de nosotros mismos, en un verdadero efecto Pigmalión.
En este tipo de situación acabamos estando más pendiente de hacer lo que imaginamos que los demás esperan de nosotros o lo que imaginamos que seria mas adecuada en esta situación para dar una imagen correcta. En definitiva estamos creando una situación irreal en la que el valor prioritario esta en el concepto y la imagen. En este momento perdemos el contacto con la realidad y permanecemos esclavos a formas inconscientes determinadas, creadas para situaciones concretas, en las que configuramos imágenes y deseos de lo que creemos que somos y de lo que queremos ser. De esta manera se crea una cadena continua en la que acabamos atrapados en el desarrollo de una auto imagen que nos permita vender la cara más bonita de nosotros mismos y escondiendo en el sótano nuestras partes mas oscuras, partes de nuestra personalidad que también son reales, pero que de una forma u otra maquillamos u ocultamos en formas diversas, porque no nos gustan o porque pensamos que no van a gustar a los demás.
La aceptación de las partes peores de nosotros, es precisamente lo que nos permite vivir la totalidad de nosotros mismos como seres integrados e integrales.
Esto me recuerda al cuento Hindú del aguador, que decía lo siguiente:
Un cargador de agua en la India tenia dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo que el llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía una grieta, mientras que la otra era perfecta y entregaba el agua completa al final del largo camino a pie desde el arroyo hasta la casa de su patrón.
Cuando llegaba, la vasija rota solo contenía la mitad del agua. Desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, perfecta para los fines para la cual fue creada.

Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía conseguir la mitad de lo que se suponía debía hacer. Después de dos años le hablo al aguador diciéndole, Estoy avergonzada de mi misma y me quiero disculpar contigo... ¿por que? Le pregunto el aguador.

Porque debido a mis grietas, solo puedes entregar la mitad de mi carga. . El aguador se sintió muy apesadumbrado por la vasija y con gran compasión le dijo, esta tarde cuando regresemos a la casa del patrón quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.

Así lo hizo y en efecto vio muchísimas flores hermosas a todo lo largo, pero de todos modos se sintió muy apenada porque al final solo llevaba la mitad de su carga. El aguador le dijo: ¿Te diste cuenta de que las flores solo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise obtener ventaja de ello, sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde tu vas y todos los días tu las has regado. Por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi maestro. Sin ser exactamente como eres, El no hubiera tenido esa belleza sobre su mesa. Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas.
Todos somos vasijas agrietadas, a través de ellas permitimos a la vida utilizar nuestras grietas para expresar su propia creatividad y riqueza, viviendo con plenitud nuestro propio ser.

En muchas ocasiones vivimos nuestra parte oscura con un continuo desprecio y negación, eso precisamente es lo que realmente la alimenta, no hay como estar pendiente de quitarse algo de encima, para tenerlo presente de manera continua, la atención es focalizada, precisamente en eso que uno quiere evitar, tornándose en una presencia continua.
Hay infinidad de situaciones en las que configuramos y reforzamos patrones que nos hacen reaccionar o provocan resortes que determinan conductas aprendidas y que quedaron o quedan fijadas a través de las pequeñas identificaciones, identificaciones con todo eso que creemos que somos, con nuestros conceptos, nuestras vivencias y lo que los demás nos dicen que somos, con estos patrones funcionamos de manera limitada, activando siempre las mismas redes neurales, sin ni siquiera cuestionarnos la posibilidad de creación de unas nuevas, funcionando en la mayoría de las situaciones como un reflejo condicionado, que repite aprendizajes inconscientes una y otra vez, muchas veces sin ni siquiera ser mínimamente conscientes.
Ante todos estos procesos de recondicionamiento inconsciente continuos, propongo un trabajo de meditación-observación, desde donde un@ pueda darse pequeños espacios para parar, para dejar lo que estamos haciendo y entrar en una actitud interna de alerta, de escucha, simplemente de estar en lo que hay en este momento de parada, de silencio, dando espacio interno a lo que estamos viviendo fuera, la mayoría de las ocasiones por estar tan embebidos e identificados con el movimiento que se ha creado, dejamos de estar conscientes, perdiendo el contacto con el aquí y ahora.
Un ejercicio interesante es darse al menos pequeños momentos de contacto con la respiración a lo largo del día, esto no solo aumenta nuestro nivel de conciencia, sino que además van creando y configurando patrones diferentes, que nos llevan a estar mas en contacto con lo que sucede o acontece, con el darse cuenta, permite ver como estoy y como están las cosas, dentro y fuera, para mi esto es importante, poder hacer esa interfase en la zona media, que me permite crear un espectador, alguien que siendo perceptor de todo lo que esta pasando, no se pierde en la identificación, este es un proceso de consciencia, de estar alerta, pero soltando, sin esfuerzo, todo es observado, aparentemente desde la quietud, todo esta quieto y es la consciencia la que esta en un proceso dinámico.
En este proceso de apertura y de observación activa el aprendizaje sigue marcando pautas, pero a medida de que vamos siendo conscientes cada vez tienen menos fuerza, son como pensamientos que vienen y van, pero a través del proceso de soltar la identificación, simplemente pasan, son observados y dejan paso a otra u otras situaciones, en un continum.
Casi siempre la reacciones ante los diferentes estímulos condicionados de forma personal en nuestra vida, funcionan de manera automática, impulsan y desencadenan las mismas redes corticales una y otra vez, por lo que el proceso de soltar y entrar en un proceso creativo, de no hacer siempre las mismas cosas, ni de la misma manera, permiten crear formas, modos, expresiones originales, que crearan formas y patrones de conductas nuevas, generalmente determinamos el mismo colorido en las situaciones cotidianas, lo importante es cambiar el colorido, no importa como, lo importante es hacerlo, probar, jugar, arriesgar, en la medida que nos permitimos, también rompemos limites, exploramos mas allá de lo conocido, en un proceso de continuo cambio y adaptación a lo nuevo, pero también de riqueza interior.
En el cambio estamos abiertos, porque no sabemos lo que va a suceder, estamos en un estado de alerta permanente donde nos sorprendemos y sorprendemos a los otros, creando también relaciones y situaciones nuevas, desde aquí vivimos cada cosa como nueva, como inesperada, como no conocida, esto también nos pone en una continua apertura.
Si juego a cambiar mis deseos, mis apetencias, quizás descubra otras cosas que teniendo ahora limitadas, quizás también me gusten o me aporten cosas diferentes.
Tratamos continuamente como dice J. Carvajal de "liberar el lastre del pasado, todo pasó, menos lo que de alguna manera a quedado incompleto, sin concluir, fijado a modo de impronta psicológica, y que después de años seguimos cargando las muletas de la autocompasión y la dependencia, que lleva a un aferramiento, a una fijación del pasado, que de una u otra manera no nos permite actualizar nuestras relaciones con el mundo sin la dependencia continua, con la creencia absurda de que cualquier cosa que pasa o se va debe ser reemplazada y pudiendo abordar las situaciones actuales con la madurez necesaria".
Cuando las ocasiones pasan, llega el vació en el que podemos crear nuevas realidades y la vida se puede renovar, Así tiene sentido vivir. Nada tiene reemplazo, cada quien es único, nuestros padres son nuestros padres y todo aquello de donde venimos tiene su carga y su impronta, pero esto es un continuo viaje de aprendizaje hacia la maduración y la libertad.

RESUMEN

Cada día estamos mas en contacto con las prisas, cada día queremos tener mas rentabilidad de nuestro tiempo, vivimos en un tiempo de prisas, de stress, en el que a veces no podemos, ni simplemente pararnos, porque la exigencia de la vida que llevamos nos impulsa como un proyectil, hacia a veces ningún objetivo, simplemente por la inercia de correr y por la necesidad de vivir con el impulso de "hacer".
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