La dificultad de mantenerse consciente, por David Topí
Estoy releyendo estos días algunos de los
libros de P.D Ouspensky, especialmente “Conscience”, que es una
recopilación de 5 lecturas que dio allá por la década de 1930 a sus
alumnos, donde hace muchísimo hincapié en que, para el hombre normal, es
prácticamente imposible mantenerse “consciente” de si mismo, impidiendo
que sean sus facetas del carácter, ego, y sub-personalidades, o
programas automáticos de comportamiento, como Gurdjieff los llamaba, los
que tomaran el control.
De nuevo, el autómata
Y es cierto. Fue leer esto de nuevo, y
darme cuenta que lo estaba haciendo en modo automático. Que otra vez,
casi la mayor parte de mi día lo había pasado funcionando a nivel
semi-inconsciente simplemente haciendo cosas, actuando y trabajando sin
estar “presente”, y sin que mi alma-conciencia se mantuviera siempre en
control de la percepción del mundo exterior.
Entonces me acordé de que, en los libros
de Carlos Castaneda, especialmente en “The Fire from Within”, creo,
Carlos habla y habla de como Don Juan Matus le tiene que dar pequeñas
collejas o pequeños golpes, para colocarlo en un estado de “alerta
consciente” de forma que pueda asimilar y absorber sus enseñanzas de
forma apropiada. Se ha dicho que Castaneda en realidad está explicando
las mismas enseñanzas e ideas de Gurdjieff bajo un entorno y lenguaje
chamánico y más “exótico”, porque si analizas ambas fuentes, en realidad
están contando más o menos los mismos conceptos con diferentes
palabras, lo cual tampoco es nada del otro mundo, teniendo en cuenta que
todos aprendemos de múltiples corrientes y que solo comparando y
experimentando somos luego capaces de transmitirlo con nuestras propias
palabras. Si Castaneda estudió a Gurdjieff y luego lo explicó con la
simbología que representan las enseñanzas de Don Juan es normal que
veamos estos paralelismos entre ambos.
Pero volviendo al tema de estar presente,
parece que está claro que uno no puede doblegar a la mente automática
por si solo. Se necesitan las collejas de alguien que te guie para
recordarte que hemos vuelto a caer bajo el control de la máquina
autómata que llevamos y que, de nuevo, hemos dejado de percibir el
entorno y vivir en el “presente”, para volver a dejarnos engullir por
los procesos mentales que no descansan ni un solo segundo mientras
estamos vivos.
La dificultad de mantenerse en el “ahora”
Definitivamente doy por cierto esa
afirmación, a la mínima que te descuidas, la mente automática, las
subpersonalidades del ser humano toman el 100% del control de la
percepción del mundo. Quizás es correcto que sea así, pues en realidad
estas personalidades pertenecen al cuerpo físico que ocupamos y el alma
solo es un conductor temporal del mismo, pero esto seria el equivalente a
pensar que es correcto que los coches o aviones viajen siempre en
piloto automático porque tienen buenos sistemas de navegación, lo cual
ya no me pinta tan bien. Y sin embargo, es lo que nos pasa en la mayoría
de los casos a la mayoría de las personas.
Al haberme dado cuenta de que caigo en
modo autómata a la mínima que me distraigo, y como no tengo un maestro
al lado que me saque de mi automatismo cuando me descubro en él, he
comprendido porque Gurdjieff, y en su Cuarto Camino, hacia tanto énfasis
en desmontar esos programas automáticos para que tuvieran menos poder.
Todo lo que Echkart Tolle afirma sobre mantenernos en el presente, en su
libro “El Poder del Ahora”, es correcto, en el sentido de que es lo que
habría que hacer, pero no es lo que sucede en la práctica, al menos no
en mi experiencia, porque mientras no seas capaz de reducir el poder de
las subpersonalidades que tenemos, estas hunden de nuevo a la conciencia
a un estadio de mero acumulador de experiencias trabajando por debajo
de los procesos mentales.
Descubrir tus programas automáticos
Pero como todo sirve de aprendizaje, esta
idea me ha permitido ponerme con mas énfasis a descubrir cuales son mis
programas automáticos predominantes. Han salido 12 de ellos, asociados a
diferentes formas de comportamiento y energías, evidentemente la
mayoría con una etiqueta que podríamos llamar “negativas”, ya que son
programas basados en miedos, limitaciones y autoprotección. El descubrir
que por ejemplo una subpersonalidad mía latente vibra principalmente a
la frecuencia de la desconfianza, me ha hecho darme cuenta cuando, ante
según que situaciones o personas, se activa, haciéndome “dudar” sobre lo
que tengo delante y ser muy prudente. ¿Es malo? No de por si, cumple su
función concreta de protección, pero si que bloquea al alma que puede
percibir a esa persona o situación de forma muy distinta, y por ende,
tendería a reaccionar de otra forma si no se ejecutara el programa
automático de desconfianza (o el que sea, tenemos unos cuantos de
estos), de forma instantánea.
El conjunto de todos estos miedos y
personalidades dispares, en muchos casos, forman el lado oscuro de cada
uno de nosotros, ese lado de nuestra personalidad que no sabemos en
muchos casos que tenemos, precisamente porque es un lado automático,
programado para que funcione sin que el conductor del vehículo haga nada
por controlarlo. A nivel energético, el problema es cuando estas
personalidades autómatas toman vida propia a nivel del cuerpo mental o
del cuerpo emocional, y entonces esta subpersonalidad, que a priori eran
solo unas estructuras y procesos mentales a nivel de subconsciente con
un cierto poder, toman semi-control del sistema energético en cuanto a
emociones y patrones mentales. Afortunadamente, esto se puede limpiar, y
usando herramientas que seguro que el mismo Gurdjieff usaba, me he
puesto a ello.
Quien está ahí dentro
Lo primero es identificar claramente esas
personalidades principales, esto solo se puede hacer tras una larga
auto observación de ti mismo, y anotar los comportamientos automáticos
que te descubres en los pocos momentos de lucidez y de estar presente
que tenemos. Haz la lista. Averigua que tipo de facetas del carácter
tienen mas fuerza en ti.
Luego no hay más que hacer una
meditación, y visualizar que te pones a hablar con todas ellas, como si
fueran personas externas a ti (de hecho lo son, son personalidades
creadas por la mente y que han tomado vida propia como programas de
comportamiento automáticos en tu cuerpo mental o emocional). En esa
meditación, escucha los motivos que cada programa autómata tenga para
existir, pregúntales que hacen ahí, cual es su función, déjalos que se
expliquen y no los reprimas. Y cuando hayas acabado con todos, entonces
les explicas las situación. Les cuentas que tu, que eres el alma o
conciencia que habita ahora este cuerpo humano estás en control. Que tu
tomas las decisiones y que aceptas sus consejos, pero que no deben
entrar mas en modo automático y activarse a menos que tu los dejes. Ah!
pero no trates de desmontarlos o eliminarlos de un plumazo, son muy
listos, y entonces activarán mecanismos de defensa, perderás la
concentración para estar en el “ahora”, volverás a caer en modo autómata
y seguirán tan tranquilos. Esto es un trabajo de cooperación
alma-mente-cuerpo, todos nos necesitamos, se trata solo de poner al
mando a quien debe estar al mando, y dejar que el piloto automático
este, por ahí, pero sin activarse.
No es nada sencillo. De hecho, casi nadie
conseguirá a lo largo de su vida dejar de entrar en modo automático en
cuanto se descuide. Este trabajo ayuda a que suceda cada vez menos, pero
a veces me pregunto dónde podré encontrar yo a un Don Juan Matus para
que venga a sacarme de mi “ensoñación” y me mantenga en un estado de
“alerta constante y consciente”
Artículo original publicado en davidtopi.com
un abrazo!
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