LAS ONCE ACTITUDES BASICAS DEL SADHAKA – SEGUNDA PARTE (SEIS ACTITUDES)
6. Actitud justa en todo momento
Gran parte del progreso en la sadhana,
si se quiere llevar a cabo con la mínima perturbación que la
obstaculice, depende de si el sadhaka puede adoptar y mantenerla actitud
justa en cualquier circunstancia, interior o exterior, que se le
presente en el camino. La Madre ha señalado que la mayor parte de la
gente no se da cuenta de que una actitud justa posee un gran poder
determinante. Simplemente puede hacer maravillas, y cambiar
completamente el curso del determinismo. Pero ¿qué entendemos por
actitud justa?
Seguramente no es una actitud
considerada justa por el patrón ético ordinario, ni sancionada por las
reglas sociales o religiosas convencionales, o dictadas por lo que
llamamos consciencia propia. Es más bien, dadas las circunstancias
imperantes, una actitud que nos conduzca al crecimiento espiritual del
individuo.
Pero ¿cómo determina el sadhaka cuál es
la actitud correcta en una situación dada? Si su gurú está físicamente
presente, la solución puede ser relativamente fácil. Sólo tiene que
plantearle el problema y solicitar sus instrucciones. El único punto de
incertidumbre en este caso es si el sadhaka querría o sería capaz de
cumplir las instrucciones del gurú sin las dudas producto de los
impulsos ciegos y arrogantes de su naturaleza egoísta.
Cuando el gurú no está presente
físicamente, el sadhaka puede adoptar otro camino, tan seguro como uno
podría esperar de él. Evidentemente, nos referimos al despertar del ser
psíquico y a ponerlo al frente de la consciencia del sadhaka. Sobre sus
efectos sumamente beneficiosos para la sadhana, Sri Aurobindo dice:
“Una guía, un gobierno comienza desde
dentro, expone cada movimiento a la luz de la Verdad, repele lo que es
falso, oscuro, opuesto a la realización divina; cada región del ser,
cada rincón, cada una de sus esquinas, cada movimiento, formación,
dirección, inclinación de pensamiento, voluntad, emoción, sensación,
acción, reacción, motivo, disposición, propensión, deseo, hábito del
físico consciente o subconsciente, incluso el más oculto, camuflado,
silencioso, recóndito, es iluminado por la luz psíquica infalible,
disipadas sus confusiones, desembrollados sus embrollos, señaladas y
eliminadas sus oscuridades, engaños, autoengaños…”(La Vida Divina)
De la cita anterior de Sri Aurobindo
podemos deducir fácilmente que, bajo la guía activa del psíquico,
conocer en cada momento la naturaleza de la actitud justa que es
requerida al sadhaka para que la adopte y la ponga en práctica con
eficacia en la situación real a la que se enfrenta, llega a ser un juego
de niños para él.
Pero la dificultad está en que esta
afloración psíquica es una realización que el sadhaka puede esperar sólo
en una etapa muy avanzada de su sadhana, y no es accesible a los
novicios en la sadhana. Y aquí, en el primer capítulo de este libro,
estamos hablando de aquellos sadhakas que sin duda determinaron, seria y
sinceramente, seguir el sendero del yoga integral, pero que están
todavía, en este momento, en la etapa de reunir los requisitos
esenciales necesarios para la realización exitosa del viaje.
Ahora bien, hemos insistido
anteriormente en que mantener la actitud justa en todas las posibles
situaciones de la vida es una de las virtudes más fundamentales que todo
sadhaka debería tener, incluso en las etapas preliminares de su empeño
espiritual. Así que la cuestión surge de nuevo: en ausencia de la
presencia física del gurú, y en el todavía imperfecto estatus del
despertar psíquico, ¿cómo llegará el sadhaka inexperto a discernir la
actitud justa?
Afortunadamente para nosotros, tanto Sri
Aurobindo como la Madre han dado en sus extensos escritos suficientes
indicaciones respecto a la postura a adoptar en cada situación
particular. Un estudio perspicaz de estos escritos seguramente resolverá
el problema a cualquier sadhaka que se tome en serio la cuestión.
En cualquier caso, un sadhaka debe
adquirir esta destreza de conservar la actitud justa en cada instante de
su vida diaria, incluidos los momentos de crisis ocasionales.
7. Coraje y audacia
Sri Aurobindo escribió una vez a un
sadhaka que el coraje y el amor son las virtudes gemelas absolutamente
indispensables para el progreso en la sadhana: incluso si todas las
demás pierden intensidad o se quedan dormidas, estas dos virtudes serán
suficientes para salvar al sadhaka.
Es casi una perogrullada decir que cada
sadhaka del yoga integral debe ser audaz si desea avanzar con seguridad
en el sendero de la sadhana espiritual. Porque sin el constante soporte
de esta virtud de la intrepidez, es posible que cometa un desliz o
tropiece casi a cada paso. Todas las fuerzas hostiles de los mundos
sutiles están siempre en alerta para detectar incluso el indicio más
insignificante de miedo y aprensión en la consciencia del sadhaka, de
manera que puedan utilizarlos como palanca que les ayudará a derribar el
edificio de su dadhana ya construido, y empujarlo fuera del sendero
agitando ante él la expectativa irreal de amenazas y advertencias, en su
mayoría imaginarias. Debe ser autoequilibrado bajo todo género de
circunstancias por más serios que puedan ser sus impactos exteriores.
He aquí algunas palabras de Sri
Aurobindo y de la Madre insistiendo en lo indispensable de la virtud de
la audacia en la vida del sadhaka:
(1) “Si deseas hacer yoga, debes despojarte del miedo”.
(2) “La primera condición de progreso en la sadhana es no tener miedo, tener confianza y mantener la tranquilidad”.
(3) “El miedo es lo primero que debes rechazar…”.
(4) “Es indispensable alejar el miedo y tener confianza en la acción divina”
(5) “El yogui debe ser audaz, abhi; es
absurdo tener miedo ya que uno puede controlar sus estados; éste es un
poder muy deseado y muy bien recibido en el yoga”.
Ahora un extracto de la Madre
relacionado con el mismo asunto: “Ninguna protección, ninguna gracia
puede salvar a aquéllos que rehúsan la purificación indispensable. Y yo
añadiría: ese miedo es una impureza, una de las impurezas más grandes,
una de aquellas que vienen más directamente de las fuerzas antidivinas
que desean destruir la acción divina sobre la tierra; y el primer deber
de aquellos que realmente quieren hacer yoga es eliminar de su
consciencia, con todas sus fuerzas, con toda sinceridad, con toda la
resistencia de que son capaces, incluso la sombra de un temor. Para
caminar sobre el sendero uno debe ser intrépido y nunca consentir ese
mezquino, insignificante, débil, y feo retroceder sobre uno mismo, que
es el miedo”.
Tras el coraje audaz, que debe ser
claramente distinguido de un espíritu temerario altivo, llegan las
virtudes de la paciencia y de la persistencia, que se yerguen casi en
los polos opuestos, pero que son igualmente indispensables para
proseguir suavemente con la sadhana. Nos proponemos decir unas palabras
acerca de estas humildes virtudes.
8. Paciencia y persistencia
Se dice que Roma no fue construida en un
día; la meta del yoga integral tampoco puede ser alcanzada en un corto
espacio de tiempo. Cada sadhaka de este sendero debe tener muy claro
desde el comienzo exactamente que un espíritu de impaciencia, y la
construcción de la vida espiritual, son absolutamente incompatibles. Si
uno recorre el camino con la vana esperanza de que conquistará la
fortaleza en un día, y de que alcanzará su realización en un tiempo
relativamente breve, se verá muy pronto enfrentado al destino de un
desventurado pájaro al que le gustaría volar a través de los cielos con
sus alas cortadas.
No debemos olvidar nunca que el yoga
integral apunta a la total transformación de nuestro ser y de nuestra
naturaleza en todas sus partes sin dejar ningún rincón sin tocar.
Realmente esto no puede llevarse a cabo en un día. Debemos mantener el
fuego de nuestra tapasya ardiendo brillantemente durante muchos años
para lograrlo; debemos luchar contra la misma dificultad y debilidad de
nuestra naturaleza una y otra vez. Y a causa de este fenómeno tan
conocido en el sadhana, Sri Aurobindo nos ha recordado: “La paciencia es
nuestra primera gran lección necesaria…una paciencia llena de calma y
de fortaleza concentrada”. También ha dicho: “Quienes esperan
violentamente, desaparecen rápidamente: ni esperar ni temer, sino estar
seguro del propósito de Dios y de su voluntad para lograrlo”.
El sadhaka del yoga integral debe tener
muy en cuenta las siguientes palabras de Sri Aurobindo: “El recorrido
del yoga es largo; cada centímetro de tierra debe ser ganado con gran
resistencia, y ninguna cualidad es tan necesaria para el sadhaka como la
paciencia y una decidida perseverancia, con una fe que permanezca firme
a través de todas las dificultades, retrasos y aparentes fracasos”.
9. Ausencia de codicia y de deseos
La consciencia espiritual casi puede ser
definida como un estado de desinterés perfecto. Y donde no hay ego, con
su inevitable sentimiento de privación y sus carencias de millones de
cosas, no puede haber ningún deseo. Y donde no existe ningún deseo, no
puede haber ningún apego. El ego, el deseo y el apego son los tres
principales distintivos de una vida de ignorancia. Y esto es el
sufrimiento de nuestro incorregible estado actual. La sadhana no
significa nada más que un esfuerzo deliberado y consciente por parte del
individuo para escapar de esta casa-prisión de ignorancia y nacer de
nuevo en la libertad del espíritu.
Y si esto es así, el programa básico de
la sadhana para un sadhaka del yoga integral es siempre desanimar
cualquier manifestación del ego y del deseo por muy insignificante e
inocua que pueda ser. No debe intentar hacer ninguna discriminación
entre deseos grandes y deseos pequeños, deseos nobles y deseos innobles,
deseos espirituales y deseos mundanos, pues si no caería seguramente en
la peligrosa trampa tendida por el adversario. Los deseos son deseos,
igualmente perjudiciales para el bienestar espiritual del sadhaka. Debe
tener una aspiración ardiente e incesante; pero a los deseos malos
llegarán también. Hay un lugar para la voluntad y la aspiración, no para
el deseo. Si existe el deseo, también habrá apego, exigencia, ansia,
falta de ecuanimidad, pesar por no recibir; todo esto en es yóguico”.
Otra cosa a tener en cuenta: Un sadhaka
digno del nombre debe abstenerse siempre de sondear y emitir juicios
sobre cuánto ha recibido en la vida y de cuánto carece, o en qué
aspectos sus logros son inferiores a los de los demás. De otro modo, la
paz y la satisfacción le abandonarán completamente, y un sofocante
sentimiento de injusticia y de privación roerán en todo momento su
corazón.
No, debemos ser plenamente indiferentes a
todas las carencias, inconveniencias e incomodidades personales
manipuladas de forma egoísta. En cambio, hemos de aprender a estar
contentos con cualquier cosa que nos llegue por designio divino, o por
muy insignificante que sea. Debemos hacer un esfuerzo sincero para
adaptarnos a la descripción que Sri Aurobindo dio de un sadhaka ideal:
El sadhaka liberado del yoga integral
“no tiene ilusiones personales, no se aferra a las cosas como posesiones
personales suyas, recibe lo que la Voluntad divina le trae, no codicia
nada, no es celoso de nada, lo que le viene lo acepta sin repulsa y sin
apego; permite que lo que salga de él, se reintegre al torbellino de las
cosas, sin quejarse, sin pena ni sentimiento de pérdida. Su corazón y
su yo se hallan bajo un control perfecto, están libres de la reacción y
de la pasión, no responden de forma turbulenta a los contactos de las
cosas externas”. (Ensayo Sobre la Gita)
10. Rechazo de la indolencia y de la dilación
Si un sadhaka no quiere limitar su
sadhana a un simple conocimiento de libro, o a satisfacer
superficialmente algunas convicciones intelectuales, o al “fervor”
religioso; si está decidido a avanzar verdaderamente hacia la
realización de su meta espiritual, debe despojar su carácter de los
defectos gemelos de la indolencia y la dilación. Siempre, en cualquier
ocasión, debe sentir sinceramente que tiene ante él un deber espiritual e
intentar cumplirlo inmediatamente sin buscar relegarlo a un tiempo
posterior. Del mismo modo, si alguna vez llega a darse cuenta de que
tiene que superar una debilidad particular, debe hacerlo sin retraso
alguno; de ninguna manera, bajo ninguna excusa, permitirá que ese
defecto continúe ni por un corto período de tiempo. Siempre debe seguir
las instrucciones de la Madre: “Debes darte prisa para hacer tu trabajo
aquí y ahora…Nunca dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”. Porque
sino el sadhaka comprobará, consternado, que al final de su vida su
sadhana ha quedado reducida a la nada. La Madre advierte que “El sendero
de para-más-tarde, o el camino de para-mañana conduce solamente al
castillo de nada-de nada”. El destino de estos sadhakas dilatorios será,
en palabras de la Madre: “…las horas, las circunstancias, la vida,
pasan en vano, sin aportar nada, y te despiertas de tu somnolencia en un
agujero del que es muy difícil escapar”.
Así pues, cada sadhaka del yoga integral
debe decidir, exactamente desde el primer día de su sadhana, que pondrá
en práctica en la vida, de forma resuelta y concienzuda, el siguiente
consejo de la Madre: “Mientras caminas por el sendero del progreso
espiritual, siempre que vayas a enfrentarte a una debilidad –una
debilidad que está buscando autoexpresarse a través de tu pensamiento,
sentimiento, lenguaje o acción-, inmediatamente adoptas la resolución de
no consentirla de ningún modo, ni una sola vez, ni incluso solamente
esta vez. Porque sino, no lograrás tu objetivo”.
11. No olvidar la meta
Ahora vayamos a uno de los vicios más
maliciosos que no sólo ha puesto en peligro, sino también destruido
completamente la vida espiritual de muchos sadhakas. Es lo que nosotros
podemos denominar un deplorable estado de “autoolvido”, de olvido total
de la propia meta.
No es que el sadhaka pierda teóricamente
la visión de la meta espiritual. El recuerda absolutamente la
naturaleza precisa de esta meta que situó ante sí mismo cuando pisó por
primera vez el sendero espiritual. Continúa teniendo una clara
concepción intelectual sobre lo que se espera que haga como sadhaka.
Puede incluso hablar elocuentemente a los demás sobre las
responsabilidades de un sadhaka sincero. Pero la tragedia es que, por lo
que a él corresponde, descuida en la práctica lo que cree en teoría. Y,
¡todo el mundo lo sabe! Que sin una práctica seria y asidua la sadhana
no es sadhana en absoluto. ¿No nos ha recordado la Madre con toda
claridad? “Un poco de práctica es mejor que un océano de teorías,
consejos y buenas resoluciones”.
Pero ¿por qué olvidan muchos sadhakas su
verdadera meta en la vida después de cierto lapso de tiempo? La razón
es la imperfección básica de la naturaleza humana actual. La Madre ha
analizado lúcidamente la situación en su comentario sobre los Thoughts
and Aphorisms de Sri Aurobindo. El contenido del siguiente párrafo
procede de este comentario:
“Muchos llegan al sendero atraídos por
lo verdadero, pero tras algún tiempo lo abandonan. Cuando todo es fácil y
tranquilo, uno se queda dormido. La naturaleza humana es aún tan vasta
que para muchos es difícil preservar la actitud interior libre de
mezclas durante mucho tiempo y mantenerse firme en su posición original
de aspirante ardoroso. Casi inmediatamente, la pereza toma el lugar de
esta aspiración- no en todos los casos, sino en general- y la actitud
licenciosa y el libertinaje se aposentan en el lugar de la libertad
verdadera. No existe ninguna moral que limite, así que uno actúa
estúpidamente. Parece que es casi imposible para muchos aspirantes
lograr que perdure su primera aspiración”.
Estas son las consecuencias letales de
dejarse llevar, por eso el sadhaka del yoga integral debe armarse, desde
el comienzo, con un talismán de seguridad que puede llamarse
“vigilancia constante”. Pero ¿en qué consiste esta virtud de vigilancia
que puede actuar como una salvaguarda en el sendero? En palabras de la
Madre: “Vigilancia significa estar despierto, estar en guardia, ser
sincero, nunca ser tomado por sorpresa. Cuando necesites hacer sadhana,
en cada momento de tu vida, hay una elección entre dar un paso que
conduzca a la meta, y caer dormido; o incluso algunas veces ir hacia
atrás, diciéndote, “!Oh!, para más tarde, ahora no”, y quedarte sentado
en el camino”.
Por consiguiente es absolutamente
esencial que cada sadhaka del yoga integral permanezca siempre
“vigilante” y reaccione efectivamente contra cualquier tendencia a la
somnolencia y al extravío. De lo contrario, puede fácilmente ser víctima
de tres tipos de tragedia en el sendero, que son:
A. Puede ralentizar su esfuerzo
espiritual y quedar completamente satisfecho con llevar una vida mundana
ordinaria, teniendo cuidado, por supuesto, en revestirla exteriormente
con un envoltorio religioso-espiritual convencional.
B. Puede desviarse y, tras olvidarse de
su meta verdadera, que es alcanzar la unión con la consciencia divina,
puede concentrar sus esfuerzos en algunas realizaciones secundarias
inconscientes, tales como (a) ser un gran erudito “espiritual”, o (b) un
exponente efectivo de la doctrina de la sadhana, o (c) un predicador
exitoso del sendero, o (d) convertirse en un “gurú” en miniatura, etc.
Etc.
C. La tragedia más seria de todas las
que pueden afligir al sadhaka olvidadizo es abandonar completamente la
vida de espiritualidad, declarándola como un sueño utópico, y caer en la
vieja rutina de siempre.
Las tres posibles tragedias (A), (B) y
(C) mencionadas más arriba son una importante amenaza para cualquier
sadhaka que se relaje y, de paso, se olvide de la meta. Para que no
podamos ser víctimas de tal peligro, deberíamos aprendernos de memoria
la siguiente admonición de Sri Aurobindo: “…si deseamos aprovechar al
máximo la oportunidad que esta vida nos ofrece, si queremos responder
adecuadamente a la llamada que hemos recibido y alcanzar la meta que
hemos vislumbrado, y no simplemente avanzar un poco hacia ella, es
esencial que haya una entrega completa. El secreto del éxito en el yoga
es considerarlo, no como una de las metas a alcanzar en la vida, sino
como la totalidad de la vida”. (La Síntesis del Yoga)
Llegamos al final de nuestro estudio
sobre las virtudes espirituales básicas que un sadhaka debe desarrollar y
poner en acción en cada paso de su camino si quiere avanzar sin que las
tormentas y tensiones le amenacen continuamente.
No es que no vaya a asaltarle ningún
peligro o dificultad durante el desarrollo de su sadhana. No puede
esperar un camino de rosas; ningún sadhaka debería esperarlo. Porque la
verdadera naturaleza del mundo y nuestro actual modo de vida están
moldeados a partir de la ignorancia, que le impedirá esa feliz
expectativa.
Pero lo importante para nosotros es que,
si va equipado con las nueve virtudes básicas mencionadas, el
enfrentarse a todos los rigores y dificultades inevitables con un rostro
sonriente y un espíritu de aventura. Y cuando existe un celo por
progresar y una alegría interior en el corazón del sadhaka ¿qué importa
incluso si algunas dificultades ocasionales atraviesan su sendero
espiritual? Porque en tal situación todos los pesares y sufrimientos
exteriores, peligros y desastres, no pueden sino perder el veneno de su
picadura.
(Extraído del libro “La Práctica del Yoga Integral de Sri Aurobindo”, de Jugal Kishore Mukherjee)
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