¿Qué tipos de preguntas pueden hacerse a los Registros Akáshicos?
Dado
que los Registros Akáshicos son los ficheros de luz y sabiduría de
nuestra alma, podemos hacerles todo tipo de preguntas. Una de las
funciones del contacto con los Registros es el desarrollo personal, el
crecimiento espiritual y la evolución de la conciencia, de manera que lo
ideal sería que las preguntas planteadas a estos archivos fueran en esa
dirección, lo que no impide hacerles preguntas prácticas y relacionadas
con los asuntos cotidianos. En realidad, y aunque las preguntas las
hace el ego, todas las cuestiones son espirituales porque, si somos como
somos seres esencialmente espirituales viviendo una experiencia
terrenal y humana, todo lo que hacemos, incluso lo que parece
completamente opuesto al espíritu, es también espiritual. No existe lo
no espiritual, de modo que cualquier cosa que queramos saber o
necesitemos conocer para resolver una situación determinada, si es
oportuno que obtengamos información al respecto, nuestros registros nos
la van a proporcionar. Otra cosa es que consideren que debemos llegar a
la solución nosotr@s solos, con nuestra creatividad, inteligencia y
conocimientos. En ese caso no van a darnos una respuesta concreta, pero
siempre van a contestarnos algo, aunque la contestación sea que en
relación con ese asunto no se van a pronunciar.
Recordemos que contamos con libre albedrío y que las Inteligencias de
nuestro registro akáshico no pueden obviarlo, así que cuando no dan una
respuesta determinada, es porque así tiene que ser para nuestro mayor
bien y para el mayor bien de todas las partes involucradas. Recordemos
también que todos los Maestros, Guías, Seres Queridos y demás Entidades
akáshicas, nos aman profundamente en todo momento, hagamos lo que
hagamos. Jamás nos juzgan ni se plantean que tendríamos que hacer esto o
aquello, ser de tal o cual forma, comportarnos de una manera o de otra.
Siempre nos aceptan con todo, nos aceptan complet@s, con nuestras
sombras y nuestras luces, nuestras debilidades y nuestras fortalezas,
nuestros errores y nuestros aciertos. A veces nos dan algún tirón de
orejas que otro, es cierto, pero lo hacen con tal cariño y tal sutileza,
que es imposible no recibirlo como un precioso regalo que nos hacen
llegar para que estemos cada vez más despiert@s y más conscientes de
todo.
Conectar con los registros de nuestra alma es como recibir ese abrazo
cálido y a la vez suave que nuestra madre nos daba cuando éramos
pequeñ@s y teníamos hambre o estábamos enferm@s. Es como recibir una
caricia en el corazón y en el alma, una caricia que verdaderamente se
nota cuando logramos entregarnos a ellos y, dejando a un lado lo que
quiera el ego, aceptamos con humildad, confianza, alegría y
agradecimiento lo que nos ofrecen, sabedores como lo son de que todo es
para nuestro mayor bien, porque no quieren otra cosa que nuestro bien
más elevado, siempre. Somos nosotr@s quienes nos empecinamos en
buscarnos el “mal”, boicoteándonos y poniéndonos en nuestra contra, en
vez de ponernos a nuestro favor, como Ellos siempre lo han estado, lo
están y lo seguirán estando.
Nunca, por ningún motivo, podemos hacer preguntas a nuestros registros
sobre otras personas ni tampoco, como dije antes, abrir los registros de
alguien sin su permiso ni su conocimiento. Lo que sí podemos hacer,
cuando queremos ayudar a alguien de manera sana, sin manipulación ni
intentos de salvamento por nuestra parte, es preguntar a nuestros
registros si realmente debemos prestar esa ayuda y, en caso de que nos
contesten afirmativamente, preguntaremos cómo y en qué cantidad podemos
hacerlo, para no interferir con su camino de evolución ni su libre
albedrío. La buena ayuda, la ayuda sana, es la que parte del corazón y
no pretende obtener resultado alguno. Es la que se centra en las
verdaderas necesidades de la persona en cuestión, y no en lo que a un@
le parece que necesita porque si hacemos esto, seguro que nos
equivocamos y no prestamos una verdadera ayuda. Si una persona tiene
hambre y le doy un vaso de agua, no le estoy ayudando, por mucho que mi
intención sea buena y por mucho amor que ponga en ello. Si tiene sed y
le doy una manzana, estoy en las mismas. Por eso, muchas veces, lo que
damos, aun cuando sea valioso y cuantioso, en realidad no ayuda y,
además, puede crear un sentimiento de deuda en la otra persona, porque
no es lo que verdaderamente necesita ni lo que nos está pidiendo, si es
que en realidad nos ha pedido algo.
A los Registros Akáshicos podemos hacerles preguntas sobre nuestro
pasado, nuestro presente y nuestro futuro. Si lo consideran oportuno,
contestarán sobre el pasado siempre que haya algo de éste que esté
influyendo en el momento presente, de lo contrario, se remitirán siempre
al aquí y el ahora, el único tiempo que verdaderamente existe y en el
único en el que podemos hacer algo nuevo y distinto. Respecto al futuro,
las contestaciones que den serán siempre en términos de posibilidades,
nunca como hechos consumados ni cerrados. Esto es así porque, en el
momento en que alguien hace el más mínimo cambio en su pensamiento,
actitud, actos…, ya está moviendo la energía, la conciencia, la
inteligencia y el cuerpo físico de una manera diferente. Al hacer esto,
irremediablemente las cosas ya no van a ser como antes y, por
consiguiente, lo que el día anterior, por ejemplo, era algo válido y
cierto, en ese preciso instante del cambio lo deja de ser y, entonces,
el posible futuro previsto ya no puede cumplirse, sencillamente, porque
es@ alguien ha abierto el camino para una posibilidad aún mejor.
Muchas personas acuden a los Registros Akáshicos para saber cosas sobre
sus vidas anteriores. Con frecuencia, este tipo de cuestiones tienen
más que ver con el afán de curiosear del ego que con la necesidad de
saber del alma puesto que ésta, lo sabe todo. La vida que importa es la
actual, porque es la que en este momento del tiempo y del espacio está
existiendo. Las anteriores ya pasaron y las posteriores aún están por
llegar. Querer saber quién se ha sido en una vida anterior, qué se ha
hecho, etc. es una manera de huir de la realidad del presente y
refugiarse en un pasado que, por muy bonito que haya sido, no va a
volver. Y no va a volver porque ya se vivió y, por lo tanto, no hay que
vivirlo de nuevo. Lo que sí hay que vivir es la vida de ahora y las
situaciones de ahora, iluminándolas y embelleciéndolas todo lo posible,
eso sí, con nuestra inteligencia, entendimiento, sabiduría y poder para
cambiar lo que sea necesario. Si hay alguna situación, hecho,
dificultad… de una vida pasada que está influyendo en la presente, sí
podemos saberlo y nuestros Registros se ocuparán de que lo sepamos
porque, de lo contrario, seguiría entorpeciendo nuestro avance. Esta
pregunta sí podemos hacerla. Preguntar si fuimos rey, emperatriz,
mendig@, ladrón, prostituta, Cleopatra o Julio César, carece de sentido y
no tiene una función evolutiva en la vida presente. Además, a estas
alturas, tod@s hemos representado ya casi todos los papeles y los que
todavía no hayamos vivido, ya los viviremos. Así ha de ser para que
nuestra alma conozca la totalidad de las posibilidades y pueda
desarrollarse con todas y cada una de ellas, pero no necesitamos saberlo
ahora.
Información canalizada por
María Dolores Sánchez-Villacañas de Toro
Directora y Psicoterapeuta de
Alcántara Psicología y Espiritualidad
María Dolores Sánchez-Villacañas de Toro
Directora y Psicoterapeuta de
Alcántara Psicología y Espiritualidad
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e incluye también este comentario. De este modo, contribuimos a
establecer los valores de la nueva humanidad, libres de competitividad y
centrados en la colaboración mutua y el bien común. El conocimiento,
como la Vida misma, proviene de la Fuente Creadora y, por consiguiente,
es para tod@s, sin embargo, el trabajo de quienes se dedican a extender
ese conocimiento para el despertar de la conciencia colectiva, ha de
ser reconocido y por eso te pido que cites la fuente de la que tomaste
este escrito. Gracias y que Dios te bendiga. (16/17-VII-2014)
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