La sabiduría del cuerpo se escucha, cuando se acalla la mente
Lo único por hacer es: confiar
plenamente en los poderes del organismo, establecer las condiciones más
favorables para restablecer el estado de salud y dejar que el cuerpo
trabaje sobre sí mismo. Una vez que proporcionemos al cuerpo las
condiciones más favorables para una buena salud, el organismo repondrá
su estado en todos los casos. Es preciso recordar que el cuerpo siempre
busca lo mejor para el organismo y actúa únicamente con el fin de
reponer su estado de salud.
No existe ningún elemento o factor que
posea la inteligencia o el poder de realizar las funciones corporales;
por esta razón, la mejor medida es dejar que sea el propio organismo el
que realice todas las funciones. Todo aquello que se encuentre en el
interior del organismo funciona bajo una única premisa: servir como
material que el cuerpo necesita o bien provocar la aparición de toxinas o
problemas letales. Recordemos que toda sustancia inservible para el
organismo actúa como elemento tóxico. Este es un tópico prácticamente
invariable.
Tenga siempre presente que la única
sanación existente es la desarrollada por el propio organismo y, por lo
tanto, no existe otra sanación posible.
La idea principal es mostrar la inmensa
inteligencia del cuerpo humano y su infinidad de provisiones para dotar
al ser humano de bienestar y longevidad. El organismo cuenta con miles
de “ángeles de la guardia”, mecanismos de control y regulación, que
velan continuamente por el mantenimiento del equilibrio orgánico ideal.
No obstante, cuando el organismo sufre de forma reiterada, los
impedimentos de unas condiciones adversas, estos “ángeles de la guarda”
pierden su efectividad.
Es evidente nuestra incapacidad
intelectual para comprender la sabiduría del organismo, cuya magnitud y
eficacia rebasa nuestras posibilidades. El cuerpo no necesita que le
ayudemos, aunque podamos proporcionarle apoyo. Lo único que necesita el
organismo es poder administrar adecuadamente sus necesidades de forma
independiente. Es decir, nuestro único apoyo debe consistir en crearle
las condiciones higiénicas más idóneas, una tarea que no requiere
excesivo esfuerzo por nuestra parte.
Asimismo es incuestionable:
– Que la ley y el orden dominan en el reino de la vida.
– Que el ser humano no debe entremeterse en un dominio vital cuya sabiduría supera, con creces, la suya.
– Que el organismo actúa correctamente bajo todas las circunstancias.
– Que es erróneo tratar de suministrar al organismo otra cosa que no sea lo exigido por el instinto o la sabiduría innata.
Los hechos destacables se pueden resumir en 10 puntos:
1. La inteligencia innata opera con gran eficacia sobre el organismo y sus trillones de células. Esta inteligencia orgánica es inherente y automática. Se transmite constantemente de generación en generación.
2. La inteligencia interna y la programación suministran y anticipan las necesidades que el cuerpo necesita.
3. La perfecta nutrición de cada una de las trillones de células
que componen el cuerpo humano, así como la nutrición de la población
que la componen, compuesta por cuatrillones de mitocondrias y orgánulos,
requieren una logística y una inteligencia que sobrepasa los límites
imaginables de cualquier habilidad intelectual.
4. Cada célula que se encuentra en el interior del organismo
es fundamental para el perfecto funcionamiento del cuerpo. El organismo
es parsimonioso y no tolera la existencia de numerosas sustancias
tóxicas.
5. El cuerpo actúa con firmeza cuando debe protegerse de invasiones exógenas.
Por esta razón, provoca la aparición de miles de tumores y otras
salidas de emergencia para garantizar la vida y salvar al organismo.
6. El organismo posee “enzimas asesinas”,
denominadas lisosomas, que utiliza para digerir tumores cuando posee la
cantidad de energía precisa, como sucede cuando se encuentra en estado
de ayuno.
7. Aquellas células que se encuentran tan intoxicadas
que han perdido toda su funcionalidad se convierten en células
cancerígenas. El resto de células se encargan de aniquilarlas dichas
células, siempre que posean la cantidad precisa de vitalidad residual y
las fuentes sean las correctas.
8. El cerebro es el motor del organismo y su inteligencia supera ampliamente todas las existentes.
9. El organismo es el único agente que cuenta con las fuentes,
el poder y la pericia necesarias para mantener su entorno y sus
operaciones en pleno rendimiento y para restaurarlas si sufrieran algún
daño provocado por factores adversos.
10. Casi las personas que sufren problemas son víctimas de una programación viciada.
A menudo es necesario cambiar por completo el trasfondo ideológico de
las personas para enseñarles a librarse de su sufrimiento e infelicidad.
El ser humano posee en su interior una
inteligencia y un orden tan perfecto que nuestros intelectos se ven
incapaces de comprender. Aunque muchas personas nunca admitirán su
incapacidad por saber y comprender, debemos aceptar que nuestras
capacidades son muy limitadas. No podemos comprender el concepto de la
infinidad y estamos completamente desorientados por la presencia de
numerosas realidades de la existencia.
La arrogancia y las malas acciones que
provocan una mala influencia sobre las personas, surgen como
consecuencia de una educación reductiva, de la soberbia y del
autoritarismo que reinan en muchos ambientes. En cambio, la humildad o
la bondad, virtudes tan preciadas por la humanidad, fluyen de la
sabiduría intelectual y de la comprensión.
La sabiduría reconoce nuestra naturaleza
finita y admite la ignorancia, un acto de humildad. Esta virtud no
suprime nuestros impulsos innatos para buscar nuevos conocimientos, sino
que surge de una comprensión que estimula la búsqueda de una sabiduría
mayor.
El verdadero conocimiento nos motiva constantemente para que avancemos en nuestra exploración y desarrollo.
Toda esta visión se centra en un campo sobre el que se ha investigado e indagado bastante poco.
Toda esta visión se centra en un campo sobre el que se ha investigado e indagado bastante poco.
Cuando nos encontramos ante la inmensa
multitud de facultades que posee en su interior el cuerpo humano,
debemos tener un respeto reverencial frente a la gran inteligencia
desplegada en cada uno de los trillones de procesos que tienen lugar
diariamente en el organismo y la gran precisión que observamos.
No podemos hacer otra cosa que aceptar
que el cuerpo humano opera sobre unos principios que manifiestan el
dominio de la ley y el orden en el reino orgánico.
Debemos aceptar que nuestra constitución
se basa en este orden. Y cada uno de nuestros actos debe ajustarse a
las leyes universales de la existencia.
Nuestra intención es mostrar la magnitud
de la inteligencia innata; de la sabiduría inherente del organismo que
supera miles de veces la inteligencia de la que hacemos alarde
continuamente. Su poder es tan inmenso que podríamos tacharlo de
pasmoso, sorprendente.
Sin embargo, mostrar la inmensidad de la
inteligencia innata no es una tarea fácil, puesto que apenas existen
estudios que versen sobre este tema. No obstante, podemos analizar y
apuntar algunas de las muchas manifestaciones de la sabiduría orgánica
innata.
Cuando finalice la lectura del texto
propuesto, conocerá la existencia de una providencia interna que debería
respetar. Asimismo, comprenderá que las cualidades orgánicas son tan
poderosas que jamás podrá olvidar la siguiente recomendación: jamás
interfiera en el dominio vital. Su ayuda nunca será beneficiosa para el
organismo, lo único que puede provocar es la aparición de problemas.
El conocimiento y la sabiduría que la
civilización humana ha desarrollado desde los albores de la humanidad
hasta nuestros días no pueden igualarse a la inteligencia exhibida en
las operaciones celulares que tienen lugar en el interior del organismo.
Lo único que usted puede hacer para
ayudar al organismo es ordenar el entorno externo para que éste sea lo
más propicio posible para el cuerpo humano.
Recuerde bien: ¡Lo único que puede hacer por el organismo es dejar que trabaje sólo!.
Él sabe lo que hace, pero usted no.
autor : T.C.Fry
Fuente: Saiku Alternativo
FUENTE http://www.shurya.com
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