LOS SIETE ESTADOS DE CONCIENCIA
Según los Vedas,
existen siete estados de conciencia. Con el tiempo reconoceremos y
comprenderemos los estados expandidos de conciencia y, cuando lo
hagamos, conceptos tales como sincronicidad, telepatía, clarividencia y
conocimiento de vidas pasadas serán aceptados por todos.
Cada estado
sucesivo nos acerca al ideal de iluminación. Todos experimentan los
primeros tres estados básicos (sueño, vigilia y onirismo) pero por
desgracia la mayoría nunca va más allá de ellos.
El primer nivel de conciencia es el sueño profundo.
En el sueño
profundo tenemos cierta conciencia: respondemos a estímulos como sonido,
luz brillante, o sensaciones táctiles, pero en general nuestros
sentidos están embotados y hay muy poca cognición o percepción.
El segundo estado de conciencia es el onírico.
Estamos un poco más
despiertos y un poco más alertas que durante el sueño profundo. Cuando
soñamos tenemos experiencias: vemos imágenes, escuchamos sonidos,
incluso pensamos. Mientras soñamos, el mundo de nuestros sueños parece
real, importante y pertinente. Es sólo cuando despertamos que
reconocemos al sueño como una realidad confinada, al momento en el que
estábamos soñando y quizá no directamente relevante como nuestra vida de
vigilia.
El tercer estado de conciencia es la vigilia.
Es en el que
estamos casi todo el tiempo. La actividad cerebral mensurable es muy
diferente a la de los estados de sueño profundo y onirismo.
El cuarto estado de conciencia
ocurre cuando logramos echar un vistazo al alma, cuando trascendemos,
cuando estamos absolutamente quietos y tranquilos, aunque sea por una
fracción de segundo, y tomamos conciencia del observador que está dentro
de nosotros.
Este estado de
conciencia se presenta durante la meditación, cuando percibimos los
huecos, esos tranquilos momentos que están entre nuestros pensamientos.
Las personas que meditan regularmente tienen esta experiencia cada vez
que meditan. Como resultado, su estado del yo se expande.
El cuarto estado de conciencia también produce sus propios efectos fisiológicos. Los niveles de cortisol y adrenalina descienden, el estrés se reduce, la presión sanguínea disminuye y las funciones inmunológicas se agudizan. Los investigadores han demostrado que cuando percibimos el hueco que está entre los pensamientos, la actividad cerebral es muy distinta a la que tenemos cuando simplemente estamos despiertos y alertas. Esto significa que el hecho de atisbar el alma produce cambios fisiológicos en el cerebro y el cuerpo. En este cuarto estado de conciencia, así como podemos echar un vistazo al alma, también podemos ver los inicios de la sincronicidad.
El cuarto estado de conciencia también produce sus propios efectos fisiológicos. Los niveles de cortisol y adrenalina descienden, el estrés se reduce, la presión sanguínea disminuye y las funciones inmunológicas se agudizan. Los investigadores han demostrado que cuando percibimos el hueco que está entre los pensamientos, la actividad cerebral es muy distinta a la que tenemos cuando simplemente estamos despiertos y alertas. Esto significa que el hecho de atisbar el alma produce cambios fisiológicos en el cerebro y el cuerpo. En este cuarto estado de conciencia, así como podemos echar un vistazo al alma, también podemos ver los inicios de la sincronicidad.
El quinto estado de conciencia recibe el nombre de conciencia cósmica.
En este estado, tu
espíritu puede observar tu cuerpo material. Tu conciencia va más allá de
la vigilia de tu cuerpo y del atisbo del alma; tiene conocimiento cabal
de tu lugar como parte del espíritu infinito. Aún cuando tu cuerpo está
dormido, tu espíritu, el observador silencioso, mira al cuerpo en sueño
profundo, casi como una experiencia fuera del cuerpo. Cuando eso ocurre
hay una conciencia atenta y observadora, no sólo cuando duermes y
sueñas, sino también cuando estás completamente despierto. El espíritu
observa y tú eres el espíritu. El observador puede ver el cuerpo que
sueña y el sueño, en forma simultánea.
Aquí, en este
estado, es cuando la sincronicidad empieza a manifestarse con toda su
fuerza. En este estado, te das cuenta de que una parte de ti está
vinculada con todo. Experimentas plenamente tu unidad con todo lo que
existe. Tu intuición, tu creatividad y tu conciencia aumentan.
Las investigaciones muestran que cuando alguien ha alcanzado un estado de conciencia cósmica tal que tiene esta experiencia de observación, aun cuando esté ocupado en otras actividades, sus ondas cerebrales semejan a las que se producen durante la meditación. Estas personas pueden estar jugando fútbol, pero sus ondas cerebrales son idénticas a las de una persona que está meditando.
Las investigaciones muestran que cuando alguien ha alcanzado un estado de conciencia cósmica tal que tiene esta experiencia de observación, aun cuando esté ocupado en otras actividades, sus ondas cerebrales semejan a las que se producen durante la meditación. Estas personas pueden estar jugando fútbol, pero sus ondas cerebrales son idénticas a las de una persona que está meditando.
El sexto estado de conciencia se llama conciencia divina.
En éste, el
observador está cada vez más y más alerta. En la conciencia divina no
sólo sientes la presencia del espíritu en ti, sino que empiezas a sentir
ese espíritu en todos los seres. Ves la presencia del espíritu en las
plantas. En última instancia, sientes la presencia del espíritu en las
piedras. Reconoces que la fuerza que anima la vida se expresa en todos
los objetos del Universo, tanto en el observador como en lo observado,
tanto en el espectador como en el escenario. Esta conciencia divina nos
permite ver la presencia de Dios en todas las cosas.
Las personas que
están en un estado de conciencia divina son capaces de comunicarse,
incluso, con los animales y las plantas. Éste no es un estado de
conciencia constante para la mayoría. Entramos y salimos de él. Sin
embargo, los grandes profetas y videntes, entre ellos Jesucristo, Buda,
muchos yoguis y muchos santos, vivieron en la conciencia divina.
El séptimo y último estado de conciencia, el objetivo final, se llama conciencia de unidad.
También puede llamársele iluminación.
En la conciencia de
unidad, el espíritu de quien percibe y el de lo percibido se funden y
se convierten en uno. Cuando esto ocurre, vemos el mundo como una
extensión de nuestro propio ser. No sólo nos identificamos con nuestra
conciencia personal sino que vemos que el mundo entero es una proyección
de nuestro ser. Hay una transformación completa del yo personal al
yo universal.
En este estado, los milagros son comunes pero no son necesarios porque el reino infinito de posibilidades está a nuestro alcance en todo momento. Trascendemos la vida. Trascendemos la muerte. Somos el espíritu que siempre fue y siempre será.
En este estado, los milagros son comunes pero no son necesarios porque el reino infinito de posibilidades está a nuestro alcance en todo momento. Trascendemos la vida. Trascendemos la muerte. Somos el espíritu que siempre fue y siempre será.
Deepak Chopra
"Descifra el significado oculto de las coincidencias en tu vida y crea los milagros que has soñado".
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